miércoles, 11 de febrero de 2009

Cuentos de hadas sobre la crisis

La interpretación más difundida sobre la crisis es que la codicia y la desregulación financiera generaron una burbuja especulativa. Cuando cayeron los precios de los bienes raíces, la burbuja reventó. En este proceso, los consumidores se tiraron tremenda borrachera de consumo y la codicia de los bancos estadunidenses llevó a otorgar hipotecas a personas que no eran sujetos de crédito. Los activos tóxicos contaminaron bancos, corporativos y fondos de inversión en todo el mundo. Eso congeló el crédito interbancario, colapsó la demanda y vino la recesión.

Este cuento tiene la ventaja de ser conciso y claro. Su defecto no es que sea falso, sino superficial. Se necesita un diagnóstico más serio sobre la naturaleza de la crisis. De lo contrario no hay garantía de que la medicina funcione y hasta puede estar contraindicada.
(...)La tendencia al sobrendeudamiento, o la propensión a la especulación, no se resuelven con inyecciones astronómicas de dólares a la economía. Desde esta perspectiva, el problema del paquete de rescate bancario de la administración de Bush no es que sea insuficiente, o siquiera que no impuso condicionamientos a los bancos. No, el problema es que es algo así como echar gasolina al fuego.

Hoy la prioridad en Estados Unidos está en la solución de los problemas de la economía real, no en los del sector financiero. Es crucial detener el deterioro salarial y eso pasa por reorganizar todo el modelo económico, redefiniendo la política monetaria y reorganizando la política fiscal para ejecutar un gasto público comprometido con prioridades sociales. Será necesario también abrir nuevos canales de participación pública en las estructuras de gobierno, inventar nuevas formas de control social de los recursos productivos y democratizar el proceso de trabajo.
Lea la opinión de Alejandro Nadal publicada en La Jornada aquí

lunes, 9 de febrero de 2009

"La crisis financiera marca el fin de un modelo cultural cuya doctrina es el fundamentalismo del libre mercado"

La crisis financiera actual representa también la crisis de un modelo cultural que tiene como principal doctrina al fundamentalismo del libre mercado, aseguró en entrevista Noam Chomsky calificado como el intelectual más influyente del planeta por las revistas Foreign Policy y Prospect Magazine en 2005.

"Donde la liberación financiera ha tenido lugar, a menudo resulta ser desastrosa, un hecho que debe ser suficientemente familiar en América Latina", dijo el lingüista y profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

"Este modelo intelectual ha sufrido un duro golpe. Ha sido modificado radicalmente por la intervención del Estado, el mismo tipo de intervención que ha sido prohibida para los países pobres. El modelo será objeto de nuevas modificaciones de acuerdo a los intereses de los centros de poder económico que en gran medida controlan la política estatal".
Lea la entrevista realizada a Noam Chomsky aquí

domingo, 1 de febrero de 2009

Why Do Global Markets Suffer From Chronic Excess Capacity?: Insights From Keynes, Schumpeter and Marx

(...) Contradictions inherent in Golden Age capitalism led in time to the end of prosperity.2 Economic instability began in the late 1960s and erupted full force in the 1970s with two OPEC oil price shocks, the collapse of the Bretton Woods fixed exchange rate system, and the buildup of excessive debt in the Third World. These problems created a powerful movement, led by business and, especially, financial interests, to roll back the economic regulatory power of national governments, replacing conscious societal control with the "invisible hand" of unregulated markets, and eliminate restrictions on the flow of goods and money across borders, creating an integrated global economy.

Supporters of neoliberal globalization used neoclassical economic theory to sell their program. The standard neoclassical view holds that, absent excessive government interference, both national economies and the integrated global economy will operate efficiently, more or less like the models of a perfectly competitive market system found in college textbooks. Competitive market pressures lead to the full utilization of labor and productive capital, and cause aggregate demand (or spending) to balance full-capacity income, a proposition known as Say’s Law. There is thus no need for governments to engage in activist Keynesian aggregate demand management. Globally integrated financial markets will raise efficiency and productivity, it was argued, because they will allocate world savings to the most productive investment projects no matter where in the world they are located.

(...) Heterodox critics of neoliberalism, on the other hand, argued that the abandonment of growth targeting by activist demand management would slow real GDP growth and generate higher unemployment. High unemployment and the drive for labor market ‘flexibility’ in turn would slow real wage growth and raise inequality. Financial liberalization would lead to high real interest rates and increased instability in global financial markets. Poorer countries that substituted neoliberalism for interventionist economic development policies, it was argued, were less likely to experience rapid long-term growth. These problems were not seen as the inevitable result of increased global integration per se, but were caused by the specific institutions and practices that constitute neoliberalism.

(...) This essay focuses on one of the most important economic problems created by the spread of neoliberal globalization -- the generation and continued reproduction of substantial excess capacity in most important globally contested industries.

Lea todo el artículo escrito por James Crotty aquí